A través de esta actividad se fomentó el compromiso ciudadano en niños y niñas, creando conciencia en cuanto a la importancia del cuidado ambiental.
La Municipalidad de Mendoza recibió, en el NIDO, ubicado en el Barrio Flores Olivares, a vecinos y vecinas de la zona que se acercaron para canjear las «botellas de amor», elaboradas por ellos mismos, por bolsas institucionales sustentables, buff y útiles escolares. Además, recolectaron botellas con tapitas de plástico y botellas con colillas de cigarrillos.
Durante el mes de septiembre, el municipio invitó a la ciudadanía a seguir trabajando la sustentabilidad y el cuidado ambiental como uno de los ejes prioritarios del triple impacto propuesto por la actual gestión municipal. El contexto de pandemia obliga a repensar el trato con el entorno y urge tomar medidas que resulten más amistosas y respetuosas con el medio ambiente.
Para ello, la Ciudad concientiza a vecinas y vecinos de todas las edades de los barrios Flores y Olivares, sobre el impacto positivo que puede tener en el ambiente, el rescatar los plásticos de un solo uso, elaborando “botellas de amor» para luego transformarlos en ladrillos plásticos.
El objetivo de esta acción es concientizar a los niños y niñas de la zona y, a través de ellos, llegar con el mensaje a sus familias, en cuanto al cuidado del ambiente, el reciclaje y a la responsabilidad dentro de la zona donde viven. De esta manera se genera el espíritu de ciudadanía. Esta acción responde al eje vinculado al cuidado del medio ambiente, en cuyo marco el intendente el intendente Ulpiano Suarez declaró la emergencia climática. En ese sentido, se otorgó prioridad a iniciativas como el reciclaje, la separación de los residuos, ampliación de ciclovías, educación y concientización sobre la problemática del cambio climático.
¿Qué son las botellas de amor?
Es una iniciativa creada por jóvenes preocupadas por la salud del planeta, cuyo objetivo es impactar positivamente en el ambiente, dándole un cierre a la vida de los residuos plásticos de un solo uso, convirtiéndolos en madera plástica para darle una vida útil y más larga. La propuesta se basa en rellenar las botellas no retornables con plásticos de un solo uso que son consumidos cotidianamente. Esas botellas serán recolectadas y llevadas a la planta recicladora de plásticos en Junín donde se muelen, se procesan y se producen ladrillos, tejas, postes para viñas y adoquines.