El que avisa no traiciona. Y el intendente de Ciudad, Víctor Fayad, ya está masticando la idea en su escritorio. El caos inmanejable que genera el tránsito vehicular en el pequeño microcentro capitalino no tiene soluciones mágicas. Esperar que la ciudadanía a bordo de un automóvil se reeduque y tome conciencia es propio de Alicia en el país de las maravillas.
Por eso, el jefe comunal no dudó en anticipar a UNO: “Una de las variables que estamos manejando si el problema no se soluciona es aplicar el ingreso a la ciudad por el sistema de patentes pares o impares”. En efecto, Fayad evalúa en su despacho la temida restricción vehicular.
El método consiste en que en determinados días de la semana sólo podrán ingresar los automóviles con patentes que finalicen en números pares. Y en los restantes días, los impares. El conductor tras levantarse a la mañana tendrá que ver si su número de patente es el autorizado.
No es un invento de Fayad. En Santiago de Chile, capital con un movimiento muchísimo más importante que el de Mendoza, la restricción vehicular es una realidad hace años y basta informarse por los noticieros para saber cuáles son los vehículos que podrán circular. En varias ciudades importantes de Europa también se aplica, buscando descongestionar los centros urbanos y evitar los altos índices de contaminación.
“Hay que ver cómo hacerlo, tendríamos que aplicarlo a partir de una ordenanza municipal”, comentó Fayad y no dio más datos. Misterioso como le gusta ser, prefirió guardarse el resto mientras evalúa la disposición.
El Viti, no obstante, argumenta razones y para que se entienda claramente arranca por los números: “Ingresan a Capital unos 200.000 vehículos por día que no son residentes de nuestro departamento. Y eso no es todo. Más de la mitad llega con una sola persona”.
El intendente asegura que no hay conciencia de la ciudadanía para utilizar sólo un vehículo en las familias donde hay dos. Y lo adjudica no sólo a razones de practicidad y estructura horaria, sino también a hábitos y valores culturales.
“Respetuosamente digo, la población tendría que hacer un uso más racional del vehículo. Pero eso es muy difícil de desarraigar, porque en el país y sobre todo en Mendoza el automóvil no es sólo un medio de transporte, es además un símbolo de estatus. Nadie se compra un auto para dejarlo en la cochera y usarlo el fin de semana. Además, a la gente le gusta llegar con su auto a la puerta del destino donde se dirige. Ese hábito complica más las cosas”, opinó Fayad.
Pero por otra parte dio razones funcionales que empujan a esta realidad. “Cada año tenemos 5% más de vehículos que el año anterior. A eso hay que agregar que el transporte público de pasajeros no es bueno ni en calidad ni en horarios, lo que deriva en que quien tiene auto no prefiera trasladarse en colectivo”, dijo.
Y agregó que “hay otros problemas. Un ejemplo es que todo abre y cierra a la misma hora. Las oficinas del Estado, las escuelas, los bancos, el comercio. ¿Por qué tiene que ser así? Eso genera que en horarios pico el centro se colapse sin remedio”.