Semana Santa y los Caminos del Vino enaltecieron las únicas Ruinas que quedaron luego del terremoto de 1861 ocurrido en Mendoza. La instalación lumínica que se montó en el lugar le dio un clima especial a las melodías dirigidas por Fernando Ballesteros.
Mariana Juri, secretaria de Cultura, Turismo y Desarrollo Económico de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza contó: “En el Plan de Renovación Urbana encarado por el intendente Rodolfo Suarez, incluimos en las Ruinas de San Francisco un sistema de iluminación para disfrutar del concierto de Música Clásica por los Caminos del Vino en este Viernes Santo”. Mariana dijo también que “es un honor recibir este festival en la Ciudad que continuará el sábado 15 de abril en Peatonal Sarmiento”.
El concierto de la Camerata Vocal dirigida por Fernando Ballesteros comenzó alrededor de las 21 horas, pero la gente llegó mucho antes, por lo que un guía de turismo invitó a vecinos, turistas y personas de toda la provincia a recorrer las Ruinas hasta llegar a la parte superior para que pudiesen tomar fotografías. En esta parte de la actividad se contó la historia y el trabajo arqueológico del lugar. Las personas: fascinadas, ya que muchas de ellas no sabían de la existencia de este rincón de la Capital.
Música Clásica por los Caminos del Vino llegó a la Ciudad de la mano de Fernando Ballesteros. “El repertorio es muy variado. El concepto de clásico es recrear obras musicales de la historia y del presente que nos acompañan con un significa actualizado, por ejemplo: honrar la vida. Interpretamos obras de Beethoven y de compositores franceses, entre otros. Fue una mezcla que hizo referencia a la música y al sentido de un Viernes Santo en las Ruinas de San Francisco. Estoy orgulloso por la invitación, agradezco al municipio de la Capital”, expresó Fernando.
El sistema, a través de toda una red de luces led es con equipamiento específico para exteriores, resistentes al agua, las cuales permiten generar cualquier color programable. Esto le da la posibilidad de hacer escenas que apoyan los climas musicales originados por los artistas.
Se trata de una mezcla de abanicos de colores infinitos que enfatizan la arquitectura, textura y escenografía del lugar. A medida que el repertorio de la Camerata Vocal mutaba, los colores cambiaban y le daba el toque especial de acuerdo a la sensación de las melodías.
Olga (Ituzaingó, zona oeste del Gran Buenos Aires): “Estamos de paseo. Vuelvo siempre por cuestiones familiares porque me casé con un mendocino y me lo llevé (risas). Y es genial, ya que Mendoza me encanta y tengo la excusa perfecta para regresar seguido. Amo esta Ciudad, sobre todo en otoño, por los colores, sus árboles, vegetación, plazas, estilo de vida y amabilidad de la gente”.
Tony (mendocino, esposo de Olga): “Me gusta volver a Mendoza, soy mendocino y a la vez turista; muy orgulloso de haber nacido aquí. Hemos disfrutado de un espectáculo increíble, colorido, práctico, bonito. Aprendimos también la historia de las ruinas, la charla fue muy informativa y las luces me han dejado impactado”.