El sábado 12 de septiembre la Ciudad de Mendoza amaneció con un paisaje casi primaveral. Vecinos y turistas se acercaron a la Alameda para participar de los talleres y charlas sobre huerta, cuidado de flores, introducción al Bonsai, entre otros temas. Además disfrutaron de música en vivo, espectáculos artísticos y, por supuesto, de los stands de flores y plantas aromáticas.
Rodolfo Suarez, presente en el evento, manifestó: “Me parece fantástico que exista esta feria en la esquina sur de la Alameda. La gente va a encontrarse con flores mendocinas, hierbas aromáticas, talleres, música, arte. Lo que más me gusta es la buena concurrencia de público”, dijo el intendente. Y agregó: “Esto es ganar un espacio público más, por lo que tenemos que seguir con este tipo de iniciativas para que nuestros vecinos tengan nuevas alternativas para hacer en su Ciudad”.
La actividad finalizó con un sorteo de flores entre los presentes. Aquellos que no ganaron también recibieron su ramo de regalo.
La Feria de Flores fue un éxito, por lo que el municipio ya piensa en una segunda edición.
Se eligió la Alameda para realizar esta actividad, ya que es un lugar muy representativo en cuanto a las flores. A lo largo de sus cuadras, se encuentran distintos puestos de venta que hacen que el paseo sea reconocido por mendocinos y turistas como una zona donde se consiguen los mejores arreglos florales.
Asimismo, este lugar es simbólico porque Mendoza tuvo su primera plantación sistemática en la Alameda. En 1815 el general José de San Martín, entonces Gobernador, ordenó su extensión a siete cuadras, y después de ello la plantación de forestales se fue dando paulatinamente.
El origen de esta estación, según cuenta la leyenda, radica en el rapto de Perséfone, hija de Zeus y Deméter.
Mientras la joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas Atenea y Artemisa, la tierra se abrió y por la grieta, Hades (hermano de Zeus y dios de los infiernos) la tomó y la llevó.
Perséfone se convirtió, entonces, en la diosa de los infiernos. Deméter inició largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril.
Al tiempo, Zeus ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada mientras estuvo en el infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades.
Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre.
Cuando Perséfone fue llevada a los infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresó, las flores renacieron por la alegría que les causó el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.
Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter, y confinada al mundo subterráneo como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del invierno.