Bajo la dirección de Rodolfo Yañez y Guadalupe Rizzi, los abuelos de la capital deslumbraron al público con sus actuaciones. Se trató de cuatro obras cortas de creación colectiva, que hicieron reír a los presentes y, al mismo tiempo, tomar conciencia acerca de ciertos temas que generan debate en la actualidad.
“Nosotros venimos trabajando hace tiempo con esto que es dejar el mensaje de que los adultos mayores no tienen que quedarse en sus casas, tienen que venir a lugares como estos y hacer actividades recreativas porque es la manera de mantenerlos jóvenes, sanos y alegres”, comentó el profesor Rodolfo Yañez.
Todos los clubes tuvieron participación, entre ellos, el Dulce Refugio de los abuelos, del barrio La Favorita que presentó la obra “Transporte” y trató de contar la problemática de los vecinos respecto al uso del transporte público de pasajeros. La segunda puesta en escena fue preparada por el grupo El Encuentro, con la obra “En la era de la comunicación” para poner el acento en la incomunicación que existe entre familiares y amigos por el uso indiscriminado del celular, también se realizó en tono de comedia.
Más tarde, el grupo Casita de Amor preparó y expuso la obra «Los estudiantes». Allí los adultos mayores supieron demostrar, desde su perspectiva, la evolución (o involución) de los estudiantes de hoy y las inevitables comparaciones que surgen con los de antaño. De esta manera, descubrieron comportamientos y actitudes que han ido cambiando paulatinamente a través del tiempo y que, en algunos casos, han sido contraproducentes y en otros no.
Posteriormente, el Grupo Fundadores de la Ciudad exhibió la obra “La novia” y más tarde se presentaron las “Abuelas Raperas” que cantaron: «El rap de los niños», «Rap de la tablet”, “No a la soledad» y el «Rap de la jubilada». Por último, con un repertorio popular, se lucieron “Los coros del oeste” dirigidos por Guadalupe Rizzi e integrados por los clubes «Dulce Refugio», «Manos Sabías» y «Atardecer en flor”.
Al respecto, Natacha Eisenchlas, secretaria de Gobierno de la Ciudad explicó: “Estamos muy contentos y disfrutando de la muestra de los talleres de teatro que se hacen en los Clubes de Día de la Municipalidad y de todo lo que se hace allí. Esta muestra de arte, expresión y creatividad de los centros nos dan orgullo porque son lugares donde los adultos no solo se juntan a charlar, sino también a desarrollar otras habilidades y capacidades. En estos espacios, ellos pueden jugar con la imaginación y también compartir sus historias de vida”.
Y agregó: “Ellos están contentos por el espacio que la Municipalidad de la Ciudad les brinda pero la verdad es que los agradecidos somos nosotros, porque para el municipio es muy importante que el adulto mayor decida pasar una parte de su vida en estos clubes, nos llena de orgullo y satisfacción, por lo tanto los agradecidos somos nosotros, con ellos y con su familia”.
Mario Rodríguez: “Estoy hace tres años con el grupo. La paso muy bien porque me gusta la actuación. De chico me gustó, pero de grande se me dio la oportunidad de participar, de ir a un casting para una miniserie y quedé. Luego me sumé a esta actividad que hace la Municipalidad y me integré con el grupo de teatro de Rodolfo Yañez. Esto es un hobby, una vocación, que la vida por distintos motivos hizo que uno dejara de lado y ahora tengo el tiempo para realizarla”.
Gladys Carmen de Battaglia: “Estoy participando de este grupo hace seis meses y me fascina. Me siento súper cómoda, me saca el estrés, me divierte, me hace súper bien. Me integré porque fui a un CIC y ya he hecho tango, yoga, he jugado al sapo, al tejo y me fascina teatro. Es esencial que el adulto mayor esté participando de estas actividades que hay en los clubes y centros, porque eso activa nuestras neuronas y es muy importante”.
Mary Blanco: “Hace tres o cuatro años que participo. Ayuda a mi salud, me siento mejor. Hago yoga, tango, folclore. Me siento bien, hacemos reuniones. Es una ayuda para el mayor porque estamos en una etapa en la que todavía podemos hacer muchas cosas interesantes y nos ayuda a estar mejor, a comunicarnos mejor, porque por ahí los adultos mayores se encierran y eso no es bueno, no es saludable. La vida va pasando y este es el momento de ocupar el tiempo para uno”.
Jorge Ibarzabal: “A mis 89 años me siento muy bien. Esto me da salud y me gustaría que la gente de la tercera edad tenga el alma y espíritu que tengo yo. Me da ánimo y vida para seguir adelante y no pensar cosas feas. Mi familia está encantada. El que se encierra en un ambiente solo piensa en enfermedades y va al médico para tomar puros remedios. ¡Viejos son los trapos!”, sentenció Jorge.