El mismo viernes, pero a las 22, en el teatro Quintanilla de la plaza Independencia, en el marco del festival, podrá verse la obra «Damiens – el cuerpo de los condenados», dirigida por Paula Brusca de Giorgio. Arriesgado y novedoso trabajo sobre la vida de Robert-Francois Damiens, frustrado asesino de Luis XV, y su brutal ejecución pública en el París anterior a la Revolución Francesa. A partir del libro de Michel Foucault, Vigilar y castigar, la obra plantea si es posible dar cuenta de la totalidad de la vida de un hombre, entender sus puntos de vista, sus deseos, sus sueños, cómo es posible hablar de la muerte, la tortura y el encuentro frente al poder de todos los sueños humanos.
El festival continuará el sábado 14 a las 22 con la obra «Y no ha pasado..es nada» de Madrágora Teatro de Quito (Ecuador), dirigida por Susana Nicolalde. La calle se hace cuerpo en un personaje femenino, viejo y fuerte: la Cachinera, que avanza lento y pesado, pero al tiempo disfrutando de su caminar. La vemos entre el oscuro dorado del alba, empujando vidas deshilachadas, como si gozara de su fatalidad, La Calle aparece ante nuestra mirada como algo más que un lugar de tránsito, es, por el contrario, el ámbito donde se realiza la vida.
Para el domingo 15, a las 22, también en el Quintanilla se verá la obra «Pasajero de las sombras» espectáculo creado y dirigido por Etelvino Vázquez. Un actor ve pasar ante él a los personajes que interpretó a lo largo de su vida como si se tratasen de sombras de la caverna de Platón.
El actor, en suma, como pasajero de esas sombras, como alguien que es y al mismo tiempo no es, como cuerpo de una sombra ausente y presente al mismo tiempo. Un actor que recuerda su vida desde sus personajes, que reconstruye su existencia a partir de ese particular viaje a las sombras. Unas sombras que constituyen la auténtica biografía del actor. Salir de la caverna y llegar a la luz. Las sombras desaparecen. La representación ha terminado. La vida del actor también. El actor ha cantado su particular canto del cisne.