Desde el 24 de septiembre se vienen haciendo operativos de control en toda la Ciudad, en este tiempo se midió el nivel de ruido de unos 500 vehículos diarios, de los cuales entre el 10 y el 15% superaban los 86 decibeles de ruido permitidos.
Se intenta bajar así los niveles de ruido que se generan en nuestra ciudad, dado que ese factor guarda una estrecha relación no sólo con la salud del oído, propiamente, sino también con otras patologías.
Las emisiones sonoras de los escapes de motos y autos o las chicharras de las playas de estacionamiento están reguladas por la ordenanza municipal.
La ordenanza prevé que las alarmas de uso externo no deben superar los 93 decibeles y no pueden colocarse más de 2 por vivienda. Los sensores de exterior deben ser ubicados en forma y lugar correcto para evitar que se dispare la alarma. Los sistemas de alarmas con monitoreo deberán ser silenciosos.
En el caso de los automóviles los escapes no deben superar la marca de 86 decibeles, y los micros los 90 decibeles, en tanto la intensidad sonora de bocinas y sirenas de alarmas no debe superar los 96 decibeles.
El municipio capitalino ha adquirido recientemente 10 decibelímetros, siendo utilizados 2 de ellos en esta actividad de control y los restantes, en otros puntos de la ciudad.
Estos decibelímetros son de última generación, y han sido certificados y calibrados de acuerdo a las Normas ISO y Patrones de Medición del INTI.
Estos decibelímetros son utilizados en conjunto por la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana y la Dirección de Gestión Ambiental controlando la emanación de ruidos molestos tanto en negocios, como en casa de familia, en vehículos y todas las fuentes fijas y móviles que supere los límites tolerables para el oído humano y permitidos por la legislación vigente multando a quienes no la respete.