Desde hace ya algún tiempo en el Concejo Deliberante de la Capital se están debatiendo los lineamientos que contendrá el nuevo Código de Edificación para la Ciudad de Mendoza, para lo cual ese organismo deliberativo convocó oportunamente a todos los sectores, con el fin de construir consenso en torno al modelo urbano que se pretende conseguir.
La arquitecta Silvana Bragagnini, titular de la Dirección de Planificación Urbanística de la comuna, reflexiona en torno a que Mendoza es una ciudad pequeña, un área central enclavada en lo que se denomina el Área Metropolitana; un centro de servicios y de actividades, de oportunidades de empleo, sometido a un flujo vehicular enorme que impacta negativamente en la arboleda. «No ha sido la altura de los edificios la que ha impactado sobre los árboles, sino otros factores», apunta.
Uno de los objetivos es arribar a un concepto donde se optimice el volumen construido, donde debe estar clara la relación entre el volumen edificable y el espacio verde y, a su vez, cuál debe ser esa relación según la zona de la Ciudad de la que se trate. Es aquí donde se tiene en cuenta la regulación de la altura adecuada con las ubicaciones, ya que éstas no deben se determinadas de manera arbitraria.
Resuelto ese aspecto, la cuestión se orienta al análisis de estrategias vinculadas al desarrollo de la Ciudad, donde se tendrá en cuenta la posibilidad de generar nuevas centralidades a partir de terrenos vacantes disponibles, como lo son sectores del Parque Central, de la Cuarta Sección, pequeñas áreas colindantes al Barrio Cívico actualmente subutilizadas, etc., factibles de ser desarrolladas por sus dimensiones e infraestructura de servicios disponible, y porque presentan baja densidad poblacional y es necesario redensificarlas. En definitiva, se trata de identificar áreas recuperables para integrarlas al tejido urbano.
Además de los volúmenes construidos y de las estrategias de promoción del desarrollo urbano, el debate se dirige también hacia el tema de los usos de la Ciudad y a la necesidad de readecuar los ya existentes. Mendoza es una ciudad de usos mixtos, que deben existir de manera equilibrada, un balance que debe surgir también de la normativa.
«La ciudad compacta – afirma Bragagnini – es más eficiente en el consumo de los recursos no renovables, evita los traslados innecesarios (fuentes móviles de contaminación) que impactan negativamente en el ambiente».
Y concluye: «Ningún código puede llegar a contemplar todos los aspectos, dado que con frecuencia aparecen situaciones distintas que pueden dar lugar a excepciones y que pueden merecer una consideración especial cuanto se apartan de la normativa».
Participan del debate técnicos del CRICYT, de Obras Sanitarias Mendoza, EDEMSA, Colegio de Arquitectos, del Instituto de Energía de la Universidad Nacional de Cuyo, de la Universidad Tecnológica Nacional, empresarios de la construcción y personal técnico de la Dirección de Planificación Urbanística de la propia Municipalidad.