El intendente Víctor Fayad dio la orden y a primera hora de la mañana empleados municipales y policías no les permitieron montar sus puestos. Insultos, peleas y amenazas de corte de calle.
Un importante caos vehicular se produjo ayer en la zona de los mercados persas cuando la Municipalidad de Capital decidió realizar un megaoperativo para que los vendedores ambulantes no montaran sus puestos.
El accionar conjunto de municipales y policías hizo que los comerciantes de la zona no abrieran sus puertas durante toda la mañana, en tanto que muy pocos clientes se animaron a pasar por el lugar.
El conflicto, que no tuvo solución durante toda la jornada, presentó dos posturas antagónicas y ya discutidas en, por lo menos, las cuatro últimas gestiones capitalinas. Por un lado, el municipio que quiere sacar de la calle a los vendedores, tal como ya hizo con los artesanos; por el otro, los vendedores que no quieren recalar en un persa.
El sorpresivo operativo arrancó a las 6. Unos 200 policías se encargaron de cercar el perímetro comprendido entre San Martín, Las Heras, Patricias Mendocinas y Godoy Cruz.
Como apoyo, Capital envió a unos 60 «preventores municipales, que no son otra cosa que el reciclamiento que el intendente Víctor Fayad ha hecho con los «policías municipales» que el ex intendente Eduardo Cichitti debió dar de baja tras el caso Rubino.
También participaron 15 inspectores de tránsito, 15 de comercio y gente de Servicios Públicos que limpiaba las calles, cuando la situación estaba a punto de explotar.
Antes de las 9, Raúl Levrino, director de Seguridad capitalino, explicó -en medio de España y General Paz- que la consigna bajada por Fayad era «hacer cumplir la ordenanza 2882/88 que prohíbe la venta callejera». Esta normativa fue dictada durante la primera gestión del Viti. «Con esto evitamos que hoy se instalen los vendedores ambulantes, que son 127, más los comercios internos de los persas y frentistas que se han visto obligados a sacar un mesón a la vereda para competir con los ambulantes», explicó.
Fernando Larraya, director de Inspección y Comercio, explicó luego el plan municipal a los periodistas: reubicar a los 127 vendedores callejeros censados a un lugar privado ubicado en 9 de Julio al 1700. Se trata de un espacio cuyo dueño les alquilaría puestos a los vendedores, tal como se hace con el nuevo persa que se ubicaba en la calle Salta, frente al hospital Central (a 10 pesos por día).
Con todos los negocios de la zona cerrados por si se armaba una batalla campal y con el tránsito colapsado, hacia las 10 todos los vendedores ya estaban enterados de la situación y comenzaron a calentar el ambiente.
El ataque contra el intendente fue constante: «Por qué no viene Fayad como cuando vino a pedir favores para la compaña. Nosotros pusimos los autos (para llevar gente a votar)», dijo Claudio Tello. En esa instancia, la presencia de Fayad que había anunciado Levrino se fue estirando hasta diluirse: poco antes de las 11 se anunció que el jefe comunal había organizado una conferencia de prensa.
Entre discusiones, insultos a los policías y a los municipales, iba transcurriendo la jornada. A las 12 pasó algo insólito: el operativo se quedó sin funcionarios al frente. Los empleados comunales se habían marchado y los funcionarios del Ministerio tampoco estaban presentes.
Hasta que apareció el subsecretario de Seguridad, Carlos Orlando Rosas, y el comisario general retirado Luis Parigi, director de la Policía. Los funcionarios de Ciurca decidieron llevar a un grupo representativo de vendedores hasta la distrital Mendoza (Mitre y Las Heras).
Allí se convino una especie de tregua pero con dos posturas irreconciliables: los vendedores no quieren salir de las calles donde trabajan habitualmente y la Municipalidad no quiere dejarlos allí y, propone que se vayan al nuevo persa de 9 de Julio que todavía no está habilitado.
Anoche, ambulantes y municipales intentaban negociar algún tipo de solución al conflicto, entre quema de cubiertas y amenazas de cortes de calles.